Seguramente reconoces grandes hombres del arte como: Leonardo da Vinci, Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, Andy Warhol, entre otros… Pero ¿Qué hay de las mujeres? Como en muchos otros campos, existen mujeres muy creativas y talentosas.
Históricamente, la gran mayoría de mujeres fueron disuadidas de ejecutar piezas de arte; aún así, la gran mayoría sobresalieron a esas adversidades y le dieron al mundo obras de total admiración.
La gran mayoría de las pintoras que se mencionan a continuación tienen muchas cosas en común, pero la más importante, es que fueron pioneras a su manera y rompieron las barreras sociales para mostrar su arte.
La lucha por la igualdad en todos los campos continúa y estas mujeres han ganado la distinción que claramente merecen. Organizaciones como Advancing Women Artists trabajan fuertemente para que el talento y creatividad de estas mujeres no queden por fuera de los libros de historia.
Conocer la vida y obra de estas pintoras nos ofrece una cronología de la historia del arte, pues las mujeres han sido protagonistas en todos los movimientos artísticos existentes.
Te invitamos entonces a conocer quince de las pintoras más famosas de todos los tiempos
Sofonisba Anguissola (1532 – 1625)
Sofonisba Anguissola fue una mujer destacada en la época del Renacimiento. Nacida de padres nobles relativamente pobres, su padre le aseguró a ella y a sus hermanas una educación integral con la incorporación de las bellas artes.
Ella fue aprendiz de varios pintores locales, lo que fue un precedente para la época, pues en ese momento solo podían ser aprendices si un miembro de la familia tenía un taller.
Lamentablemente, Anguissola nunca pudo estudiar anatomía o dibujar modelos porque era considerado vulgar para las mujeres en la época, sin embargo, eso no fue impedimento para que su carrera no fuera exitosa.
Fue pintora de la corte del rey Felipe II de España durante catorce años y produjo los retratos más íntimos de la nobleza.
El talento de Anguissola sorprendió a Miguel Ángel, de hecho, él le brindaba tutoría informal a través del intercambio de dibujos.
Artemisa Gentileschi (1593 – 1653)
Esta artista fue hija de un pintor exitoso y por ese motivo, se introdujo en el arte desde su juventud. Inicialmente, comenzó a mezclar pinturas en el taller de su padre y este, al ver su potencial, decidió apoyar su carrera.
Esta artista fue una figura muy destacada durante el Barroco italiano, Gentileschi no dejó que su género fuera un obstáculo.
Pintó cuadros sobre pasajes bíblicos y mitológicos a gran escala.
Fue la primera mujer aceptada en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Entre sus habilidades, se destacan sus representaciones realistas de la figura femenina, la profundidad en el manejo del color y la excelente utilización de la luz y sombras.
Judith Leyster (1609 – 1660)
Judith Leyster fue una artista clave del Siglo de Oro neerlandés. Nació en Haarlem y fue especialista en géneros como: naturaleza muerta y retratos.
De ella se conoce muy poco sobre sus estudios, sin embargo, fue una de las mujeres en ser admitida en el gremio de pintores de Haarlem. Luego, dirigió un taller con varios aprendices y fue muy conocida por la naturaleza e tinte informal de sus retratos.
Tras su muerte, todos sus obras fueron transferidas a su esposo Frans Hals. En muchas ocasiones, su firma fue cubierta por coleccionistas para vender las obras por el alto valor del trabajo de Hals. Estos errores fueron descubiertos en el siglo XIX.
Élisabeth Vigée Le Brun (1755 – 1842)
La especialidad de Élisabeth fueron los retratos, produjo casi mil retratos y pinturas de paisajes a través de su carrera. Era hija de un pintor y por este motivo fue entrenada desde muy temprana edad. Su hito como artista, ocurrió cuando fue nombrada la retratista oficial de Maria Antonieta, después de eso, se le concedió el ingreso a diferentes academias de arte.
Su estilo contiene elementos del teatral rococó y del período neoclásico. Fue exitosa en casi toda su carrera y aún en el exilio luego de la revolución francesa. Su informalidad en sus retratos era considerada revolucionaria para la época.
Rosa Bonheur (1822 – 1899)
Como es recurrente en algunas artistas de esta lista, el padre de Rosa Bonheur era un artista. Considerada como una de las artistas más famosas del siglo XIX, esta pintora realista francesa realizó gran cantidad de pinturas a gran formato de animales.
Expuso de forma regular en el famoso y aclamado Salón de París y tuvo gran éxito en Estados Unidos y Gran Bretaña. Su notable habilidad para los retratos de animales sobre lienzo se debe a que dedicó gran parte de su tiempo a pintarlos en movimiento.
La artista también es conocida por romper varios estereotipos de género. A mediados de 1850, comenzó a vestirse como hombre, de hecho, le concedieron autorización por parte de la policía para hacerlo. Fue criticada por su forma de vestir a lo largo de su vida, ella vestía así por la comodidad que le proporcionaban las prendas para trabajar con animales.
Nunca ocultó de que era lesbiana, y vivió con Nathalie Micas, su pareja, por más de 40 años.
Berthe Morisot (1841 – 1895)
Morisot fue una mujer destacada del impresionismo. Nacida de una familia aristocrática francesa, fue sobrina nieta del famoso pintor Jean-Honoré Fragonard.
Inicialmente, expuso en el Salón de París y luego se unió a la primera exposición impresionista en compañía de Monet, Cézanne, Renoir y Degas.
Ella tuvo una relación muy cercana con Edouard Manet, quién pintó varios retratos de ella y finalmente se casó con su hermano, Eugène Manet.
Haciendo uso de pasteles, acuarelas y carboncillo, recreó escenas domésticas a pequeña escala. Su estilo ligero y aireado fue duramente criticado por ser muy “femenino”.
Morisot luchó constantemente para que su arte fuera valorado, en palabras de la artista:
No creo que haya habido nunca un hombre que haya tratado a una mujer como su igual y eso es todo lo que yo pido, porque sé que valgo tanto como ellos.
Mary Cassatt (1844 – 1926)
Esta artista estadounidense pasó toda su vida adulta en Francia y ahí se convirtió en un miembro del grupo de los impresionistas.
Mary Cassatt, nació de una familia de clase media que no estuvo de acuerdo con su deseo de ser artista. Casualmente, dejó la escuela de arte frustrada por el trato tan diferente que recibían las mujeres: no podía practicar con modelos vivos y tenían que dibujar basadas en figurines de yeso.
Cuando se mudó a París a la edad de 22 años, la artista trabajó como aprendiz y en su tiempo libre copiaba pinturas en el Louvre. Su carrera despegó justo cuando se unió a los impresionistas y fue amiga de vida de Degas.
Criticó fuertemente el sistema formal de arte, que requería que las mujeres artistas coquetearan o se hicieran amigas de los clientes para tener opciones de compra y salir adelante.
Cassat utilizó pasteles para producir piezas suaves y ligeras que mostraban a las mujeres como cuidadoras.
Luchó durante toda su vida por la igualdad de derechos e incluso participó en una exposición con el fin de apoyar el sufragio femenino.
Hilma AF Klint (1862 – 1944)
Hilma Af Klint nació en Suecia y fue una de las pioneras del arte abstracto en Europa. Se dedicó a crear piezas coloridas y atrevidas en 1906. Sin embargo, ella sabía que el mundo no estaba preparado para su trabajo. Pocas veces exhibió sus pinturas y solicitó que su obra no fuera mostrada hasta después de 20 años de su muerte.
Hizo parte de un movimiento religioso donde practicaba un espiritualismo trascendental. Creía en la comunicación con los espíritus y participó de sesiones espiritistas.
Georgia O’Keeffe (1887 – 1986)
Georgia O’Keeffe fue una líder del movimiento modernista en Estados Unidos. Sus primeros dibujos y pinturas la hicieron experimentar con la abstracción. Usó la pintura para expresar sus sentimientos y marcó el comienzo de una era del “arte por el arte”.
Esposa del fotógrafo Alfred Stieglitz, vió la creatividad en ella como una forma de expresión de la sexualidad y esta teoría, con los retratos íntimos de O’Keeffe, impulsó la idea de que sus pinturas de flores eran una alta representación de genitales femeninos.
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A lo largo de su vida no quiso participar en exposiciones de arte exclusivamente para mujeres, queriendo transmitir el mensaje de ser valorada como artista sin importar su género.
Tamara de Lempicka (1898 – 1980)
Tamara de Lempicka es una artista polaca conocida por sus retratos de mujeres con un estilo elegante de tipo art déco. Pasó gran parte de su vida entre Francia y Estados Unidos, y se volvió una de las pintoras más favoritas de la aristocracia.
La obra Tamara en el Bugatti verde es el ejemplo de la naturaleza fría y distante de sus figuras. Fue creada para una revista alemana y captura su feroz independencia y la riqueza a través de su belleza.
A menudo, sus obras contenían elementos de deseo, seducción y sensualidad, siendo revolucionarias para su época. Fue exitosa hasta la Segunda Guerra Mundial, pero tuvo un resurgimiento cuando el art déco volvió a ser popular en los años 60.
La cantante Madonna es una fiel coleccionista de sus obras.
Frida Kahlo (1907 – 1954)
Actualmente, ninguna otra artista se compara con la creatividad y talento de Frida Kahlo durante el siglo XX. Y a pesar de su trágico accidente en su juventud y su tormentosa relación con su esposo y artista Diego Rivera, nunca sus habilidades artísticas se vieron opacadas.
Es conocido por sus autorretratos que expresan identidad, sufrimiento y el cuerpo humano.
Ella fue conocida simplemente como “La esposa de Diego Rivera”; pero ahora su trabajo ha sido más conocido y famoso tras su muerte. Gran parte de su trabajo se encuentra expuesto en grandes museos en el mundo y es ícono del feminismo, del movimiento chicano y de la comunidad LGBTIQ+
Remedios Varo (1908–1963)
Esta es una pintora española que se estableció en México, dió un giro a la estética surrealista, con enfoque onírico y meticuloso marcado por la guerra y su experiencia femenina.
Remedios Varo es una de las artistas hispanas más célebres y fue clave para el arte a mediados del siglo XX.
Leonora Carrington (1917 – 2011)
Leonora Carrington era una artista adelantada a su época, no solo rompió con los roles impuestos a una mujer durante la primera mitad del siglo XX, sino que también desafió a grandes figuras del surrealismo con sus opiniones, talento y espíritu inquebrantable.
Nació en Inglaterra, pero con nacionalidad mexicana, es aclamada por su imaginación y su trabajo compuesto de expresiones oníricas.
Uno de los aspectos extraordinarios del trabajo de Leonora es cómo parte de tantas inspiraciones diferentes, desde las leyendas celtas que aprendió de su niñera, a través de las limitaciones de su educación de clase alta, hasta el surrealismo de París en la década de 1930, y luego a la magia de México”, le dijo Matthew Gale, curador del Tate Modern, a The Guardian.
Helen Frankenthaler (1928 – 2011)
Los primeros años de Helen Frankenthaler ocurrieron en Manhattan, estudió en la Escuela Dalton y en Bennington College. Comenzó a exponer en 1952, con su pintura “Mountains and Sea”.
Desde jóven se destacó en el expresionismo abstracto y sus pinturas son reconocidas por sus formas coloridas y orgánicas. Durante los primeros años de su carrera, sus composiciones tendían a centralizarse en el lienzo. A menudo, sus obras abarcaban todo el espacio disponible. Durante seis décadas evolucionó en su propio estilo.
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Al día de hoy, se recuerda por ser pionera de la pintura de campo de color, un estilo marcado por grandes franjas de color. Para lograr un efecto de lavado de color brillante, la artista diluyó sus pinturas con trementina antes de ser aplicadas al lienzo sin imprimir. Su resultado, un lienzo parecido a una acuarela con color construido en capas orgánicas.
June Leaf (1929)
Esta artista contemporánea nació y creció en Chicago. Estudió en el Instituto de Diseño IIT antes de ir a París a la edad de 18 años. Regresó a Illinois y obtuvo su licenciatura y maestría en Educación Artística.
Con el paso de los años desarrolló un estilo alegórico. Su trabajo abarca lo abstracto e inusual y suele capturar el cuerpo humano, incorporando sus propias manos imaginadas en el trabajo.
Leaf junto a su esposo dividían su tiempo entre un apartamento de Bleeker Street en Nueva York y una cabaña de pesca en Nueva Escocia. A pesar de la muerte de su esposo, Leaf sigue trabajando, en palabras de Leaf:
Tal vez no quiero ser aclamado por el público. Quiero sobrevivir con esa integridad que es tan preciosa para mí. El hecho de que pudiera hacer ese dibujo [haciendo un gesto hacia un caballete] me hizo pensar: ‘Oh, bien, sigues siendo una científica que puede inventar algo que vaya con tu vida’