Los “siete de Martinsville” fueron perdonados 70 años después de su ejecución.

Todo gira en torno a un dudoso juicio por violación donde personas creen que no fueron condenados por el delito sino por el color de su piel.

Los “siete de Martinsville” fueron un grupo de jóvenes negros acusados de cometer el delito de violación y casi 70 años después de sus ejecuciones, han sido perdonados por un crimen que muchas personas creen que no cometieron.

En Virginia, EE.UU. decidieron indultar en septiembre de 2021 de forma póstuma a este grupo de jóvenes negros que fueron enviados a la silla eléctrica en 1951 tras la acusación de una mujer blanca por violación.

Estos jóvenes fueron sentenciados por un tribunal conformado únicamente por hombres blancos y se afirma que las pruebas de su supuesta participación en la violación nunca fueron concluyentes.

La sentencia no pudo ser evitada pese a los pedidos de clemencia que se levantaron por todo el país, incluso hubo protestas en Washington DC para impedir estas ejecuciones.

Getty images. Foto en blanco y negro de una silla eléctrica y tres hombres observando.
Imagen: BBC

Ahora, Ralph Northam, Gobernador de Virginia, firmó indultos póstumos como un reconocimiento de que fueron juzgados sin llevar un debido proceso.

Todos merecemos un sistema de justicia penal justo, equitativo y que funcione correctamente, sin importar quién eres o cómo te ves. Si bien no podemos cambiar el pasado, espero que la acción de hoy brinde una pequeña dosis de paz. Dijo Northam a través de un comunicado de prensa.

Desde su ejecución, familiares de “Los siete Martinsville” han realizado campañas con el único fin de limpiar el nombre de los jóvenes. Y aunque el estado de Virginia no llegó a reconocerlos como “inocentes”, el indulto es una admisión de “errores” en su juicio.

Qué ocurrió

Todo inició en el barrio Marinsville en Virginia donde la población era mayoritariamente negra.

Iniciando el año 1949, Ruby Stroud, una mujer religiosa de 32 años fue a predicar por una zona peligrosa del barrio. Y tiempo después, denunció que 13 hombres negros la habían violado.

Basados en su testimonio, la policía detuvo a 7 jóvenes durante los días siguientes.

Eran: Frank Hairston Jr. y Lee Hairston, ambos de 18 años; Booker T. Millner y Joe Henry Hampton, de 19; James Luther Hairston, de 20, John Claybon Taylor, de 21 y Francis DeSales Grayson, de 37. Los acusados.

Según una recopilación histórica escrita en el sitio web BlackPast.org, se reconocieron a Grayson y Hampton como sus presuntos violadores, sin embargo, no se logró identificar a los demás jóvenes en el hecho.

Sin embargo, algunos de “los siete de Martinsville” confesaron haber cometido o presenciado la violación en su interrogatorio con la policía y sin presencia de sus abogados.

Fotografía en blanco y negro de un pasillo de una cárcel con dos policías vigilando.
Imagen: BBC

Dudas durante el proceso

A pesar de que este caso ha sido muy controvertido a lo largo de todos estos años y la inocencia de todos los jóvenes sigue aún en duda, casi todas las partes están de acuerdo con que este grupo de jóvenes negros no contaron con las garantías de un debido proceso.

Ningún juicio duró más de un día y el jurado no se tomó el tiempo suficiente para dar condena a cada miembro del grupo.

Los abogados defensores señalaron circunstancias atenuantes y sin importar ello, los jurados condenaron rápidamente a cada acusado a ser ejecutados en la silla eléctrica.

Y pese a que los abogados tiempo después agotaran el proceso de apelación, la Corte Suprema de Estados Unidos negó en dos veces reabrir el caso.

En febrero de 1951 cuatro miembros del grupo fueron ejecutados, los otros tres, fueron ejecutados durante los tres días siguientes.

Este es el caso de ejecución más grande por violación en la historia de Estados Unidos. Y según datos del gobernador, los 45 prisioneros que fueron ejecutados entre los años 1908 y 1951 fueron hombres de raza negra.

Dos décadas después de las ejecuciones, la Corte Suprema dictaminó que la pena de muerte por violación que no resultara en la muerte de la víctima era un castigo cruel y desmedido.

Según un relato de lo sucedido en el Minnesota Daily, el día antes de su ejecución, uno de “los siete de Martinsville”, dijo: “Dios sabe que no toqué a esa mujer. Los veré al otro lado”.

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