Carl Sagan: El Hinduismo es la religión más cercana a la cosmología moderna

A principios de los años ochenta, Carl Sagan alcanzó el estatus de celebridad gracias a su programa de difusión científica Cosmos. Sagan, siempre fue un destacado astrofísico y profesor universitario. Pero más allá de sus logros científicos, es recordado por su capacidad de compartir los descubrimientos de la ciencia de forma sencilla y asombrosa.

Carl Sagan creó un rol que no ha dejado de ser fascinante: el de divulgador de la ciencia, capaz de interpretar y hacer accesible la ciencia a cualquier persona y en hacer relevante al pensamiento científico en la humanidad.

La física y la cosmología, no solo permiten explicar el universo físico; nos puede ayudar a entendernos a nosotros mismos y nuestro lugar en el universo (ese era su objetivo fundamental).

Los programas de Sagan eran interesantes porque revisaba y reinterpretaba la historia del pensamiento humano relacionándolo con la ciencia.

Entre sus pensamientos, Sagan creyó identificar una relación muy estrecha entre el hinduismo y la cosmología. Para Carl Sagan, ninguna otra religión lograba producir una visión tan “cósmica” (articulado a un mundo lleno de posibilidades y misterios).

Sagan afirmaba que el hinduismo era la religión más sofisticada que existe, por no tener una teología de “creatio ex nihilo” y así eludir el problema de un “regressus ad infinitum”.

Carl Sagan observó una cualidad muy cercana entre la mentalidad crítica de la ciencia en el pensamiento indio, particularmente en el himno 10.129 del Rigveda. En este himno, un rsi (poeta-vidente) relata la creación del universo, pero a la vez duda sobre saber si este tuvo un creador o no.

Además, el himno añade que los dioses son posteriores a la creación del universo y son parte de la naturaleza misma. Quizá ni los dioses pueden responder a las cuestiones sobre el absoluto y el origen. Aquí, Sagan entiende que existe el espíritu de escepticismo, que es para él la esencia del pensamiento científico moderno.

Sin embargo, no habla sobre el hecho de que en ese mismo himno, el poeta describe a la mente como algo que existe antes de la creación del universo tal y como lo conocemos. Esta es una visión india predominante sobre que, la conciencia, no es un epifenómeno de la evolución, sino aquello en lo que el mundo existe y evoluciona.

A pesar de este importante detalle, para Sagan el hinduismo concibió un cosmos congruente con la cosmología moderna, a una gran distancia de la cronología judeocristiana.

Sin ignorar los conocimientos matemáticos y astronómicos, el pensamiento indio imaginó un cosmos cíclico e infinito. Sagan, notó que la llamada “noche de Brahma”, de ocho mil millones de años, es uno de los ciclos (y no mayor del cosmos), es más o menos la mitad del tiempo que la cosmología moderna le asigna al universo.

A esta casualidad, se le suma que para la cultura india, el universo está en un proceso constante de manifestación y destrucción.

Vivimos en un universo que se expande y contrae según los periodos de sueño y vigilia del dios supremo. Aquí, Sagan identificó una correspondencia con una de las principales teorías cosmológicas. Observa que no todos los físicos creen en la idea del Big Bang y una infinita expansión sea la mejor explicación.

Algunos sostienen que el universo tendrá un período de contracción y expansión. Son infinitos los universos que surgen y se disuelven, como los sueños de Brahma.

Actualmente Roger Penrose, unos de los físicos y matemáticos más importantes, defiende esta idea. Los “mitos” religiosos son ahora las teorías de la ciencia.

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