Frida Kahlo: Pies para qué los quiero si tengo alas para volar

Escrita en 1953, justo un año antes de su muerte, Frida Kahlo nos intenta animar a pesar de no contar con lo más básico para lograr nuestros objetivos.

A pesar de nuestras limitaciones, siempre tendremos en nosotros un potencial inmenso para explotar.

Esta frase fue encontrada en su diario personal. Está ubicada en la parte inferior de una acuarela donde se observa un pie cercenado que se sobrepone a otro pie. La parte superior de la pantorrilla del pie visible se convierte en una maceta y de ahí surgen unas ramitas de al parecer se trata de una planta marchita.

Obra en acuarela. Fondo color café, hay dos pies donde uno arriba de la pantorrilla termina en forma de maceta y salen ramas marchitas.
Acuarela del diario de Frida Kahlo donde se encuentra la frase escrita.

Esta frase es inspiradora y popular. Las personas se identifican con ella a tal punto que la usan como epígrafe y la representan de forma gráfica a través de ilustraciones y pinturas en homenaje a Frida.

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Pies para qué los quiero si tengo alas para volar. Tiene múltiples interpretaciones en distintos campos del conocimiento como: psicología, psicoanálisis, literatura, medicina y entre otras.

Pies para qué los quiero si tengo alas para volar. Frida Kahlo

Imagen del retrato de Frida Kahlo con la frase: Pies para qué los quiero si tengo alas para volar.

Análisis de la frase

Esta frase se plantea como una pregunta retórica desde punto de vista literario e invita a ir o ver mucho más allá. Además, se confrontan dos conceptos: los pies que representan lo terrenal, lo ordinario; y las alas, como metáfora del vuelo y como la sensación de que no hay límites para nuestra imaginación.

En la psicología motivacional, esta frase es interpretada como una expresión que sugiere sobreponerse a las adversidades valorando los recursos que se tienen por encima de los que se han perdido.

En el psicoanálisis, se observa la temprana infancia de Frida para comprender el sentido de la frase. La artista a sus seis años contrajo poliomielitis y esto la obligó a pasar 9 meses en cama. Durante es tiempo, ella tuvo una amiga imaginaria, alguien de su misma edad que estaba ahí para jugar con ella.

El psicoanálisis, reconoce esta experiencia de la artista como el uso de la imaginación para defenderse ante esa difícil realidad. Por tanto, la frase se acuñe a esa modalidad del pensamiento, donde la imaginación es la vía de escape hacia un mundo ideal deseado.

Desde el contexto médico-científico, la frase se ha interpretado como expresión del terrible dolor que sentía Frida Kahlo en su pierna derecha. Esta pierna empeoró y fue tanto el dolor que tuvo que ser amputada en el año 1953.

No se sabe si la frase fue escrita posteriormente a la amputación, o si fue escrita antes como una especie de renuncia o de resignación por perder su pierna.

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