Albert Einstein es el físico y científico más importante del siglo XX, y además, de su teoría de la relatividad, no solo fue una eminencia en su campo, tocaba el violín y por lo visto, fue una persona con una manera de vivir muy humana y espiritual.
Su potente imaginación y creatividad le permitía explicar de forma simple los conceptos más complejos del universo. Más allá de sus virtudes como científico. Albert Einstein nos dejó unas lecciones de vida a través de sus analogías y frases.
Compartirmos 20 frases de Albert Einstein para reflexionar acerca de la vida
No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando las hemos creado.
La teoría es cuando todo se sabe y nada funciona. La práctica es cuando todo funciona y nadie sabe por qué. En este caso hemos combinado la teoría y la práctica: nada funciona… y nadie sabe por qué.
Pocos son los que ven con sus propios ojos y sienten con sus propios corazones.
Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez huamana. Y no estoy seguro de la primera.
La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
Existe una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido.
La vida es como montar en bicicleta. Si quieres mantener el equilibrio no puedes parar.
Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
Sólo aquel que se consagra a una causa, con toda su fuerza y alma, puede ser un verdadero maestro. Por esta razón, ser maestro lo exige todo de una persona.
No permitas que tu felicidad dependa de alguien porque no siempre esa persona será como crees.
No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas.
La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado al regalo.
El verdadero valor de un hombre se determina examinando en qué medida y en qué sentido ha logrado liberarse del yo.
Leer, después de cierta edad, desvía demasiado a la mente de su búsqueda creativa. Cualquier hombre que lee mucho y emplea poco su propio cerebro, cae en hábitos perezosos de pensamiento.
Fuente: Rincón del Tibet