Esta obra es geometría en su estado más puro, abstracto a más no poder, llegando al límite de ser calificado como ridículo. Así de arriesgada es esta obra. Kazimir Malévich llevó al extremo la síntesis de la forma y el color mezclada con el cubismo.
En Rusia triunfó la revolución social y política, y con ella, la artística en 1917. Kazimir Malévich llevó al límite sus modernos experimentos sobre el arte y nació blanco sobre blanco: el arte ya no era una representación de objetos de la naturaleza. Ahora, el arte se trataba de “un fin en sí”. Arte puro que podía prescindir incluso del contenido.
Historia del cuadro Blanco sobre blanco
De tanto experimento, surgió el cuadro. Una propuesta novedosa con formas mínimas en su composición, siendo el límite de la obra las dimensiones del lienzo. Austeridad en los colores ¿Acaso puede existir algo más económico en la cromática?
Esta obra habla sobre la nada, el vacío, sin inicio ni fin; habla sobre el infinito sin espacio ni tiempo.
Después de esta obra, Malévich reflexionó y se dio cuenta que no podría llegar más lejos con sus experimentos. Abandonó la pintura y se dedicó a enseñar a los jóvenes lo importante que influye el arte en la revolución. Tiempo después, estas ideas, fueron desechadas por el gobierno soviético.