Oscar Wilde, reconocido por obras emblemáticas como ‘El príncipe feliz‘ y ‘El retrato de Dorian Gray‘, destaca como uno de los escritores más influyentes de la lengua inglesa. Su agudo ingenio, su perspicaz ironía y su incisiva crítica social delinean una contribución literaria significativa, donde Wilde desafía los convencionalismos de la sociedad en la que vivió.
Era previsible que Oscar Wilde terminara dedicándose a las artes
Criado en un hogar donde la cultura y las letras eran pilares fundamentales, siendo hijo de la poeta Jane Frances Agnes Eglee y del cirujano y arqueólogo Sir William Wilde, el futuro escritor se gestaba en un entorno propicio para el florecimiento de su talento. Sin embargo, pocos podrían haber imaginado que Wilde se erigiría como una de las voces literarias más destacadas de la era victoriana y, al mismo tiempo, sería el protagonista de uno de los escándalos más sonados de la época.
Nacido en Dublín el 16 de octubre de 1854, Oscar Wilde se destacó desde su infancia por su aguda inteligencia y su habilidad innata para aprender idiomas. Inició sus estudios formales a la temprana edad de nueve años en la Portora Royal School de Enniskillen, y a los dieciséis años, se enroló en el Trinity College de Dublín con el propósito de profundizar en los clásicos.
Su imponente paso por Oxford
Durante este periodo formativo, Wilde se sumergió por completo en sus lecturas, devorando las obras más destacadas de la literatura inglesa y explorando la poesía griega bajo la tutela de su mentor, J. P. Mahaffy. Esta fase culminó con la publicación de su estudio “La vida social en Grecia” (dedicado a los poetas griegos), que le valió la prestigiosa medalla de oro Berkeley, el más alto reconocimiento al que podían aspirar los estudiantes de clásicos.
Tras obtener una beca anual de 95 libras, Oscar Wilde se mudó a Oxford para dar continuidad a sus estudios en el renombrado Magdalen College, iniciando su matrícula en octubre de 1874. Bajo la tutela de destacados mentores como Walter Pater y John Ruskin, Wilde se adentró en la filosofía del “esteticismo”, una corriente que abogaba por situar la estética y la búsqueda de la belleza en el núcleo mismo de la motivación artística.
Influenciado por el movimiento estético y decadente, Wilde adoptó una imagen distintiva al dejarse crecer el cabello, elegir trajes llamativos y decorar su habitación con flores, porcelana erótica y plumas de pavo real. Distanciándose deliberadamente de las convenciones típicamente “masculinas” impuestas por la moral victoriana, se convirtió en una de las personalidades más destacadas de Oxford. Sin embargo, este estilo de vida provocó represalias, incluyendo el destrozo ocasional de su habitación por parte de algunos compañeros y, en más de una ocasión, ser arrojado al río Cherwell.
A pesar de los contratiempos, Oscar Wilde se graduó con las más altas calificaciones y obtuvo el título de Bachelor of Arts con la máxima distinción en noviembre de 1878. No solo eso, sino que también fue galardonado con el prestigioso Oxford Newdigate Prize, que premiaba la mejor composición de verso en inglés escrita por un estudiante universitario, por su poema “Ravenna“.
Tras concluir su fructífera etapa formativa en Oxford, Oscar Wilde se entregó a explorar Europa y los Estados Unidos. Publicó artículos en diversos periódicos y ofreció conferencias en instituciones estadounidenses, inglesas y francesas, donde abogó por la filosofía estética, defendiendo la idea de “el arte por el arte“. Durante sus viajes por Italia, Grecia y Francia, estableció amistad con Verlaine y otros destacados escritores de la época.
Familia
Tres años más tarde, el escritor contrajo matrimonio con Constance Lloyd, hija del consejero de la reina Horace Lloyd, dando inicio a una vida de relativo lujo en la capital inglesa. Antes de este compromiso, Wilde había experimentado un romance con Florence Balcombe, quien lo dejó para casarse en Dublín con el renombrado escritor Bram Stoker. En medio de este desengaño amoroso, Wilde juró que nunca regresaría a su ciudad natal, a menos que fuera por motivos laborales, y cumplió con su palabra hasta el final de sus días.
Constance Lloyd y Oscar Wilde fueron padres de dos hijos: Cyril, nacido en 1885, y Vyvyan, que llegó al mundo un año más tarde. No obstante, la relación entre ambos progenitores fue efímera, ya que poco tiempo después, el escritor se vio envuelto en un escándalo que lo separó definitivamente de su familia.
Sus publicaciones como poeta, novelista y dramaturgo
En 1881, Oscar Wilde se estableció en Londres y publicó su primer libro titulado “Poemas“, una recopilación de composiciones creadas durante los años anteriores. Esta obra inaugural disfrutó de un éxito rotundo, vendiéndose cuatro ediciones en apenas unas semanas. Este logro alentó a Wilde a perseverar en su arte y en su inquietud creativa.
Durante los últimos años de la década de 1880, Oscar Wilde desempeñó el rol de editor en la revista femenina Woman’s World, a la par que colaboraba como periodista en varios medios. En este periodo también lanzó su primer libro de cuentos, titulado “El príncipe feliz“, que alberga una de sus historias más entrañables y recordadas. Posteriormente, el escritor continuó su labor con distintos relatos, distinguidos por su ingenio penetrante, su aguda ironía y la constante crítica a la hipocresía imperante en la sociedad de su época.
En 1890, Oscar Wilde lanzó al público su primera y única novela, “El retrato de Dorian Gray“. Aunque la obra enfrentó críticas contundentes por parte de los conservadores, debido a su reinterpretación del tema de Fausto, con el tiempo se erigió como uno de los textos más elogiados de Wilde. A pesar de las adversidades, el escritor persistió en su labor y comenzó a destacar como dramaturgo. En 1891 concluyó “Salomé“, una obra teatral redactada en francés, y en 1895 finalizó “La importancia de llamarse Ernesto“.
Juzgado por ser homosexual
Mientras Oscar Wilde disfrutaba del inmenso éxito teatral tras el estreno de “La importancia de llamarse Ernesto“, el Marqués de Queensberry, padre de su amigo y amante Alfred Douglas, inició una campaña difamatoria en los periódicos acusándolo de homosexual. En respuesta a estas acusaciones, Wilde emprendió acciones legales contra Queensberry en un intento de limpiar su nombre. Sin embargo, el juicio resultó desfavorable para el escritor, ya que el veredicto favoreció al marqués, condenando a Wilde a dos años de prisión y trabajos forzados por cargos de “sodomía y grave indecencia“.
Numerosos artistas e intelectuales europeos se unieron en un esfuerzo conjunto para presionar y abogar por la liberación de Oscar Wilde. Sin embargo, estos esfuerzos resultaron infructuosos, ya que la sentencia tenía la intención de servir como un ejemplo y, en cambio, desencadenó un aumento de la intolerancia sexual tanto en el Reino Unido como en Europa. Este recrudecimiento tuvo como consecuencia represalias contra muchos artistas homosexuales.
Oscar Wilde cumplió su condena en las prisiones de Wandsworth y Reading, durante las cuales escribió un extenso poema titulado “De Profundis“. Tras su liberación en mayo de 1897, el escritor optó por huir a Francia, donde se reunió con su amigo y amante, Alfred Douglas, en la ciudad de Ruan. Juntos, se trasladaron a un pintoresco pueblo cercano a Nápoles, donde compartieron unos meses, hasta que las presiones de sus respectivas familias y la amenaza de la retirada de apoyo financiero los separaron de manera irrevocable.
Últimos años de Oscar Wilde
Simultáneamente, la esposa de Oscar Wilde, Constance Lloyd, optó por cambiar tanto su apellido como el de sus hijos a “Holland“. Además, le prohibió a Wilde cualquier contacto con los pequeños, buscando desvincularse por completo del juicio y de su esposo. Por su parte, Oscar Wilde adoptó el nombre de Sebastian Melmoth para evitar ser reconocido y se estableció en París, donde transcurrieron sus últimos años marcados por la pobreza, la enfermedad y las complicaciones derivadas de su lucha contra el alcoholismo.
El 30 de noviembre de 1900, el escritor Oscar Wilde falleció en la capital francesa, poco después de haberse convertido al catolicismo. Nueve años después de su muerte, su hijo Vyvyan trasladó sus restos al cementerio Pére Lachaise de París, donde descansa junto a otros destacados artistas y pensadores de los siglos XIX y XX.
A pesar de que Oscar Wilde falleció en soledad y afectado por la infamia vinculada a su condena, con el tiempo, sus obras fueron reeditadas y traducidas a idiomas de todo el mundo. Hoy en día, las palabras de Wilde continúan siendo leídas y resonando en bibliotecas, librerías y hogares, habiendo recuperado el lugar y el prestigio que legítimamente corresponden a este autor.