Hoy en 1452, nació el gran genio italiano del Renacimiento Leonardo da Vinci.
Aparte de ser el gran artista del Renacimiento, modelo del uomo universale, Leonardo fue un genio científico muy adelantado para su época. A través de la observación rigurosa, el experimento y la formulación de principios generales basado en la experiencia empírica, encontramos un Leonardo que se anticipó a muchos de los desarrollos que existen hoy en la ciencia moderna.
Leonardo da Vinci, dedicó buena parte de su vida al estudio de la filosofía natural; así se llamaba a la ciencia en ese entonces, hasta que el término inglés scientist no surgió hasta 1840. Con sus escritos, se tiene la certeza de que esta mente brillante planeaba publicar documentos científicosbasados de sus cuadernos; pero a pesar de su dedicación, nunca logró el objetivo.
Al día de hoy, se conservan más de seis mil páginas de los cuadernos de Leonardo. Estos, contienen gran cantidad de dibujos, gráficos y textos escritos de forma críptica; de hecho, existen fragmentos que están escritos de derecha a izquierda y deben leerse con la ayuda de un espejo. Estos cuadernos están esparcidos por toda Europa en colecciones privadas; muchos han sido olvidados y más de la mitad se han perdido completamente, aunque algunos aparecen de milagro, como los dos códices descubiertos en la Biblioteca Nacional de Madrid en 1965.
Los tratados que este artista deseaba publicar eran de todo tipo de disciplinas, desde el arte y las matemáticas hasta la anatomía humana. Estos tratados tienen consignados descubrimientos científicos sobre la óptica, la acústica, la mecánica, la geología, la botánica, la fisiología y la dinámica de fluidos.
Gracias a su asombrosa capacidad para observar y dibujar, el florentino refleja concordancias entre fenómenos y diferentes procesos que en su apariencia son completamente inconexos. Sus dibujos sorprenden por sus numerosos detalles y por su manejo de perspectivas. Cómo señaló el investigador Daniel Arasse, cuando Leonardo desea crear imágenes realistas, difumina los contornos de las figuras a través de la técnica del sfumato, para así, lograr mostrar realmente los objetos a nuestra percepción.
Este sabio tenía una fascinación por los movimientos del agua, y su fluidez, lo relacionaba como una característica fundamental de todo lo que tiene vida. Fue el primero en analizar y describir la dinámica de fluidos y la dinámica de los vórtices de agua.
Fue más que un pintor
Antes de que las obras de Leonardo da Vinci fueran redescubiertas, este artista estableció los principios básicos de la dendrocronología (el uso de los anillos de crecimiento de los árboles) para poder calcular su edad y su exposición a los cambios climáticos durante su existencia. También, anticipó conceptos sobre la paleobiología, establecido rigurosamente en el siglo XX. Comprendió el despliegue de la forma de las plantas influenciada por la gravedad (geotropismo), como también el modo en que cambian su orientación siguiendo la luz del sol (fototropismo).
Los círculos de los troncos de los árboles cortados muestran el número de sus años y si han sido más húmedos o más secos, según sea su grosor mayor o menor.
Los fósiles marinos hallados en lo alto de las montañas llamaban especialmente su atención. Observó por ejemplo, que algunos fósiles de moluscos bivalvos, mantienen unidas sus dos mitades de su caparazón; pese que en vida ambas mitades se unen por un tejido elástico que se descompone rápidamente después de la muerte. Con esto, dedujo de forma correcta que estos moluscos no pudieron haber sido arrastrados a lo alto de las montañas por el diluvio, pues estas se habrían separado, sino que estaban sepultados en el mismo lugar donde vivían. Estos fósiles se consideraban restos del diluvio universal.
También, realizó precisas descripciones acerca del proceso de erosión, sedimentación y acumulación, un fenómeno hoy conocido como el ciclo de las rocas.
En sus observaciones anatómicas, dejó constancia que el corazón era un músculo y que no tenía solo dos sino cuatro cavidades. Esto fue revelador para las autoridades médicas de la época, pues se creía que el movimiento del corazón era diástole, es decir, cuando este se expande, llenándose de aire que venía de los pulmones. Así se creía desde Galeno, el médico más influyente del siglo II d. C.
Leonardo fue el primero en describir correctamente el movimiento activo del corazón, no en su expansión, sino en su contracción durante la sístole, la cual impulsa la sangre hacia los vasos sanguíneos. Esto coincide con el pulso y con la percusión del corazón sobre la pared torácica. Describió el funcionamiento de las válvulas cardiacas y dibujó con detalle la válvula que abre y cierra la arteria aorta, muy parecido a las fotografías contemporáneas. Sin embargo, no logró explicar la circulación de la sangre.
Su observación de la naturaleza
Leonardo da Vinci se sintió atraído por la manera en que se comportaba la luz y el sonido. Entendió que estos se propagan a través de ondas y la disipación de la energía. Comprendió que el movimiento es relativo y escribió en el Códice Arundel “El movimiento del aire contra un objeto quieto equivale al movimiento de un objeto móvil contra el aire quieto”.
En el Códice atlántico registró lo que hoy es conocido como la tercera ley de Newton: “A cada acción corresponde una reacción igual y opuesta”. Explicando, por ejemplo la fuerza de un ala de águila contra el aire y viceversa.
Leonardo integró principios orgánicos y metabólicos en sus diseños de arquitectura y urbanismo. Para él, el mundo no estaba regido por principios abstractos ni por Dios, sino por la creatividad de la misma naturaleza. Encontró ritmos ondulatorios comunes en el agua, tierra, luz y aire.
Nunca se encontrará invento más bello, más sencillo o más económico que los de la naturaleza, pues en sus inventos nada falta y nada es superfluo. Decía Leonardo.