A ese gigante bloque de mármol de Carrara que terminaría siendo El David, los canteros lo llamaban “El gigante”. Tenía más de 5 metros de altura y grandes escultores de la época habían intentado hacer algo con él sin éxito alguno. Incluso, Agostino di Duccio, dejó un pronunciado agujero en el bloque casi dejándolo sin poder utilizar.
En 1501, Miquel Ángel se pone manos a la obra, tenía 26 años y pasó mucho tiempo contemplando aquél bloque pensando qué iba a hacer con él. Este bloque estaba en el patio del Departamento de Obras de la catedral invadido de maleza y Miguel Ángel comenzó a esculpir.
Ho visto un angelo nel marmo e ho scolpito fino a liberarlo.
(Vi el Ángel en el mármol y tallé hasta que lo puse en libertad.)
Miguel Ángel manifestaba a través de sus escritos su relación íntima entre él y el mármol. Definió su trabajo, como una obra donde buscaba liberar o hacer salir la forma que ya habitaba ahí.
Para evitar a los curiosos, Miguel Ángel solicitó que levantaran cuatro muros alrededor del bloque de mármol. Y claro, la expectativa sobre lo que estaba ocurriendo dentro de esas cuatro paredes era máxima.
Cuatro años se pasó el artista en esculpir su obra. Poco se sabe sobre cómo fue creándose la escultura. Miguel Ángel era una persona muy reservada, no le gustaba que le observasen mientras trabajaba porque quizá los curiosos y las críticas le ponían nervioso, o también, porque quería mantener su método de tallar en secreto.