—Te amo —le dijo El principito.
—Yo también te quiero —respondió la rosa.
—Pero no es lo mismo —respondió él, y luego continuó— Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Según este extracto, querer es tomar algo, es apegarse a las cosas y a las personas. Entonces, cuando no es recíproco, hay sufrimiento. Cuando lo querido no nos corresponde, sentimos frustración y decepción.
Cuando queremos a alguien, tenemos expectativas, esperamos algo. Y si la otra persona no brinda lo que esperamos, sufrimos. Esto es un problema porque la otra persona puede quizá tener otras motivaciones, pues somos diferentes y, seguimos diferentes objetivos y metas.
Cada ser humano es todo un universo. Amar es desear lo mejor para la otra persona aunque tenga motivaciones muy diferentes a las nuestras. Amar es permitir ser feliz, a pesar de que los caminos sean diferentes.
Amar es un sentimiento sin intereses de por medio, es entregarse por completo desde el corazón. Por lo tanto, el amor verdadero nunca será una causa de sufrimiento.
Amar es darse un lugar en el corazón. Dar amor no agota al amor en sí mismo, por el contrario, lo amplifica. El amor recíproco, ocurre cuando abrimos el corazón y nos dejamos amar.
– Ya entendí, dijo la rosa.
– No lo entiendas, vívelo, dijo El principito.
Antoine de Saint-Exupéry
Esta es una interpretación libre de un extracto de la maravillosa novela de Sain-Exupéry El Principito.